Hemos estado 9 días en esta preciosa casa, es todo un lujo salir y encontrarte con la arena de la playa, no tener que sacar ni sombrilla ni sillas, pegarte un baño y secarte en el patio tomando el aperitivo, el dueño, Pablo, una muy buena persona, nos explicó lo que podíamos visitar de la zona, muy atento, no nos puso ninguna pega para la salida que nos venía mejor después de comer, volveremos seguro.